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domingo, 7 de abril de 2013

Entrevista con...


Entrevista con: ÁLEX COUTO LAGO


Álex Couto Lago es entrenador nacional de fútbol, Técnico Deportivo Superior y con Máster Profesional en Fútbol por la Universidad de Murcia y CESFUTBOL. Ha formado parte de varios equipos gallegos, impartiendo en todos ellos sus conocimientos y demostrando su ilusión por querer aprender cada día. Destacó su paso por la SD Compostela.
Le agradecemos que hoy nos conceda esta interesante entrevista para http://quieromasfutbolweb.blogspot.com.es/

  1. ¿Por qué entrenador?
 En mi caso particular, si digo que es algo vocacional, no estaría siendo del todo sincero. Ser entrenador de fútbol es algo que se experimenta y se aprende una vez que te inicias por primera vez, por lo tanto no existía vocación previa. Como jugador de fútbol, tuve la mala suerte de caer lesionado gravemente muy joven y eso condicionó mucho mi relación con el fútbol, además de no haber sido bendecido con todos los parámetros y variables que debe tener un jugador de fútbol para llegar a cierto nivel de exigencia. Pero sí tuve claro desde siempre, que me interesaban los deportes de equipo y sobre todo me gustaba saber el cómo, el cuándo, el para qué y el por qué de las cosas. Eso lleva a dudar y tras la duda viene la curiosidad de querer saber, y al entrar en esta dinámica, me encontré que el fútbol me interesaba no mucho, “muchísimo”, tanto en su aspecto meramente competitivo, como sobre todo en lo complejo y difícil que resulta llevar a un colectivo de personas hacia objetivos comunes, desde ideas compartidas o argumentadas hasta compartirlas. Una puerta fue abriendo otras y tras cada puerta volvía a surgir el mismo proceso, duda, curiosidad, querer saber, aprender y llevar a término. Y en eso andamos hasta hoy.

  1. ¿Cómo se definiría como entrenador?
Partiendo del dicho que dice que “definirse es devaluarse”, creo que me resultaría harto complicado poder trasladar a nadie una visión de cómo yo me considero como entrenador. Es cierto que las características personales de cada uno marcan un poco el estilo del ejercicio de este trabajo, pero creo que hay tantas circunstancias y tantos aspectos a tener en cuenta, que realmente tratar de definirse cómo trabaja uno sin considerar todas esas condicionantes es ciertamente complicado.
Evidentemente, como entrenador, en primer lugar he de saber con quién he de trabajar, cómo son, qué talentos tienen y hasta dónde pueden llegar mis jugadores. Si ellos me lo permiten, desarrollaré el trabajo en el que creo, si las circunstancias son tales que me condicionan al punto de tener que adaptarme a las características del grupo a dirigir, no me queda otra que intentar conseguir que las potencialidades del grupo salgan a relucir, aún a costa de mis ideales “perfectos” de por dónde debe discurrir la dinámica de un equipo de fútbol. Es decir, mi objetivo es intentar que el equipo produzca en el terreno de juego todo el rendimiento posible, teniendo en cuenta que enfrente también hay un rival que busca lo mismo.
Cómo gusto personal, me gusta trabajar todo con la pelota y de manera específica, incluso consensuar con el staff una preparación física que vaya encaminada al desarrollo específico de lo que buscamos en el terreno de juego.
Me gusta tratar con las personas y en este caso, con los futbolistas me gusta el contacto directo, el aspecto psicológico, motivacional, la conversación y el compartir constantemente información creo que cada vez es más determinante en un equipo de fútbol, aunque también soy consciente de que los futbolistas son cada uno de un carácter y de una personalidad diferente y que hay que saber tratar e incluso lidiar con eso y con todos los intereses particulares que cada uno tiene y que muchas veces van en diferente dirección a la que tú planeas para la cohesión general del equipo.
Por tanto, creo que se puede inferir con lo dicho, que pretendo ser un entrenador dialogante, cercano a todo el grupo de trabajo, directo en los cometidos y con planteamientos centrados y dirigidos por y para entrenar fútbol. Pero esa es una pretensión, la realidad a veces me permite acercarme y a veces me aleja, lo que busco es la menor dispersión posible con respecto a unas bases mínimas de partida.

  1. ¿Cuándo se dio cuenta de que quería entrenar?
 Como dije antes, siempre tuve curiosidad por las particularidades de los juegos colectivos, fútbol, baloncesto, balonmano, waterpolo, voleibol, todo me gusta y en su momento todo me atraía.
Realmente me decidí a entrenar cuando terminé la carrera. Estudié Ciencias Empresariales y justo al acabar el curso me dirigí a la escuela territorial de entrenadores de Galicia y tuve la suerte de que el plazo de matrícula estaba aún abierto y me decidí. Este fue el paso que cubre el deseo de querer sacarme la titulación de entrenador. Cuándo me dí cuenta de que quería entrenar, justamente después de la primera semana de entrenamiento, como entrenador del equipo cadete de mi pueblo supe que lo que estaba haciendo era una de las cosas que más me llenaban y que más me entusiasmaban de todas las que había hecho hasta el momento y a partir de ahí me di cuenta de cuánto me gustaba el fútbol desde la perspectiva del entrenador y que superaba con creces mi gusto por este deporte desde la perspectiva que tuve como futbolista y también desde la perspectiva que tuve y tengo como aficionado.

  1. ¿Cómo fueron sus primeros pasos, su primer equipo, su adaptación...?
 Una vez que ingresé en la escuela de entrenadores me comprometí a colaborar con el equipo de mi pueblo, Ordenes en la provincia de La Coruña y ahí inicié los primeros pasos, en el equipo juvenil junto a mi gran compañero y amigo Pedro Bermúdez y después en el equipo cadete. Esos dos primeros años fueron absolutamente experimentales, en donde todo lo que aprendía en la escuela de entrenadores inmediatamente se probaba en el equipo y poco a poco fui dándome cuenta de que mi manera de ser y mi forma de afrontar los contenidos del trabajo, ayudado por el enorme aporte que los niños y jóvenes regalan a manos llenas en esas etapas de su proceso formativo, iban constituyendo algo que tenía sentido y así fuimos trabajando en esos dos primeros años de iniciación.
Posteriormente tuve la enorme suerte y el gran honor de ser invitado a formar parte de la SD Compostela, en ese ejercicio en primera división y que estaban consolidando lo que después se convirtió en una realidad plausible que no era otra cosa que una de las mejores escuelas de formación de futbolistas de Galicia y todo el área de influencia. Allí es donde finalizo mi formación en la escuela y en donde inicio la vivencia y la experiencia de participar en un entorno de fútbol plenamente profesional, siendo parte de un grupo de trabajo en el que todos éramos además, compañeros del curso de entrenador, lo que derivó en una dinámica de trabajo extraordinaria en términos de empatía y de compromiso. En la SD Compostela es en donde realmente me perfilo como entrenador y en donde vivo las situaciones personales que posteriormente me marcan para dirigirme como entrenador de fútbol. Entreno durante varios años a los equipos juveniles del club y además, puedo participar de los desarrollos de planificación estratégica de toda la estructura de fútbol base y desarrollar trabajos específicos dentro de un colectivo dirigido por Zoran Maríc y con la participación de entrenadores y preparadores físicos de un enorme nivel de conocimiento.

A partir de ahí, en cada club en el que he estado he tenido la enorme suerte de ir evolucionando y aprendiendo de muchas personas con las que he interactuado, en el At. Ribeira, un equipo entrañable de la península del Barbanza he tenido el honor de trabajar con José Francisco Cores, (Pepe Cores), que me invitó a un proyecto realmente atractivo con jugadores de una zona de Galicia que se caracteriza por ser de las más prolíficas en la generación de futbolistas de carácter y de nivel y allí tuve la oportunidad de trabajar un año desarrollando con absoluta  libertad un programa de fútbol que me ha servido para entender que el fútbol es de los jugadores y de sus circunstancias y que uno como entrenador ha de adaptarse a ellas y sacar el máximo partido de lo que tiene a su disposición en función de su propio conocimiento y ahí aprendí hasta qué punto el jugador puede llegar a ser agradecido y honesto.
Creo que en todos los sitios en los que he estado trabajando he sido marcado con una pequeña muesca que ha incidido posteriormente en mi siguiente tarea o compromiso como entrenador, hasta llegar a la actualidad.

  1. ¿Cuándo llega a un equipo nuevo, cuál es su método de actuación?
 Llegar a un equipo nuevo es entender su historia, sus particularidades como club y lo que representa para sus aficionados. Partiendo de que el fútbol va directamente desde los jugadores a la afición sin pasar por ningún matiz, el papel que yo entiendo que debe ejercer un entrenador cuando llega a un club nuevo es conocer a sus jugadores y conocer a su afición, para intentar dar lo que los jugadores pueden aportar y que este aporte se acerque a lo que la afición quiere percibir y ver de su equipo.
Esto ciertamente es algo complicado y complejo de desarrollar y muchas veces supone esa parte del trabajo de entrenador que no se ve y por tanto que no se evalúa ni se valora.
Hasta el momento yo siempre he intentado “conocer” para posteriormente “actuar”.
Al trabajar desde la especificidad, siempre he considerado que partir del “todo hacia las partes” facilita muy mucho el proceso de adaptación del jugador al programa de trabajo que tú como entrenador planteas y además te permite adaptarte a tí a las particularidades que poco a poco vas percibiendo en el grupo en su conjunto y en los elementos que lo configuran, los jugadores.
Llegar a un club nuevo lleva aparejado un plus de ilusión e incertidumbre que hace que te apliques en todo lo que tiene que ver con la parcela específica del juego, al tiempo que te vas adaptando a las características del club y de las personas que lo constituyen.

  1. ¿Cómo elije su modelo de juego?
 Yo no tengo muy claro si uno elije el modelo de juego o el modelo de juego lo elije a uno. Hay un referente ineludible que considerar a la hora de valorar el modelo de juego que quieres implementar en tu equipo y ese no es otro que “las características de los jugadores”.
Unido a esto, yo ahondaría más en el tema y consideraría que el modelo de juego también está condicionado por tu capacidad para dirigir a ese grupo en concreto que te toca en suerte y en la forma en que se constituye ese ente intangible pero determinante que es el “equipo”.
La combinación e interacción de jugadores produce una serie de consecuencias que se pueden valorar en términos relativos, que normalmente llamamos rendimiento. Estas interacciones son mejores entre unos que entre otros y la labor del entrenador es detectar cuáles son las mejores para definir el grupo general con el que vas a afrontar el partido. La combinación de efectivos óptima muchas veces no es la que a ti te gustaría que fuese, por criterios personales, por gustos o incluso por prejuicios contraídos, por lo que una vez que uno percibe cual de las combinaciones de jugadores genera las mejores sinergias, planteas lo demás.
Qué es lo demás, cómo voy a defender, qué posicionamiento, tipo de defensa a elegir, dónde inicio la presión o dónde espero al rival. Qué tipo de ataque es el que mejor somos capaces de manifestar, en dónde creo conveniente no permitir la acción individual, en dónde exijo que la acción individual sea un argumento determinante, cómo activo las formas de atacar o contraatacar en función del momento de recuperación de la pelota y mil cosas más que al final es lo que da lugar al concepto tan volátil e insustancial que es el de modelo de juego.

El staff del que formo parte considero que simplemente es el combustible que da energía a todo el entramado de piezas que configura mi equipo. Sin una pieza el equipo no funciona, sin electricidad o combustible tampoco. Si cambio las piezas, se cambia la forma de funcionar, es decir, el modelo de juego viene condicionado por las personas que determinan el equipo en cada momento y por las relaciones directas de las personas que conforman el grupo que da cobijo a ese equipo.

  1. ¿Qué importancia le da al equipo rival para preparar los partidos?
 El equipo rival es a quien pretendes ganar. Tu equipo es el grupo con el que quieres ganar. La importancia se la daré siempre a quien juega conmigo y mi función es que puedan salir a jugar con todas las garantías de poder ofrecer lo mejor de ellos mismos, tanto individual como colectivamente. Para ello intentaré darles la porción de información que a ellos les pueda resultar útil para enfrentar a su contrincante. Información global sobre cómo son las características de sus procesos defensivos y ofensivos y además información sobre su proceder en acciones de balón parado. Información muy genérica que les permita hacerse una idea de con quién se enfrentan, pero nunca para combatir específicamente las características del rival, sino para que ellos dispongan de información que les permita asumir las decisiones que van a implementar posteriormente en el terreno de juego.
Decir que no le doy importancia al rival, me parece una desconsideración hacia el mismo. El rival es a quien pretendemos vencer, por lo tanto debemos tener en cuenta quién es, qué es, qué representa y cómo se manifiesta, pero siendo conscientes de que lo realmente importante es lo que tenemos a nuestro alrededor, los nuestros, que son los que van a enfrentar y a intentar ganar el partido.




  1. ¿En qué aspectos se fija para diseñar una semana de entrenamientos? Imaginemos que venimos de jugar el sábado y tenemos partido el próximo domingo.
 Bueno, esta es una pregunta para tirar de bibliografía e incidir en los principios y sub-principios de la Periodización Táctica. Hablar de Principio de estabilización o Principio de la Progresión Compleja, que se adaptaría perfectamente al contexto de la pregunta.
Pero no, a pesar de que la Periodización Táctica me parece una metodología extraordinaria y sumamente atractiva para desarrollar, debo se sincero y los aspectos que determinan mi planificación semanal vienen condicionados por dos aspectos fundamentales. Uno, qué ha ocurrido en el último partido y dos, cómo hemos ido evolucionando en los aspectos del juego que determinan nuestra manera de jugar. Finalmente las características del rival al que enfrentaremos en el domingo siguiente también se harán notar, pero en menor medida.
Yo suelo trabajar por microciclos, semanalmente, en consonancia con las necesidades condicionales delegadas en los miembros del staff y en consecuencia con las particularidades comportamentales del equipo en cada momento que ayudan o condicionan los contenidos a elegir. La flexibilidad a la que te obliga este tipo de consideraciones hace que a veces lo que uno pretendía hacer deba ser cambiado en todo, en parte o en matices, porque entrenamos personas que al interactuar funcionan como un grupo con personalidad propia.
Eso sí y aprovechando que hemos frivolizado un poquito, (con todo el respeto del mundo), con la Periodización Táctica, la especificidad del entrenamiento es algo que no entra dentro de ningún proceso negociador.

  1. ¿Cuál es su mayor defecto como entrenador y cómo haría para corregirlo?
 Mi mayor defecto como entrenador no puedo ni debo decirlo en público. Primero porque no se cual es el mayor, porque seguramente tenga muchos defectos que corregir y segundo porque los defectos deben ser indicados por quienes están más cercanos a uno mismo. Me resultaría un poquito pretencioso decir que yo soy así o de aquella otra manera.
Si he de reconocer que me resulta a veces difícil empatizar con ciertas líneas de dirección y mi manera de ser abierta y directa a veces provoca que se de lugar a situaciones que si no se manejan con sutileza y mucha delicadeza pueden llegar a ser contraproducentes.
También tengo que reconocer que allí donde he trabajado he llegado a niveles de entendimento que en algunos casos ha trascendido más allá del trabajo y se han convertido en amistad. Lo que no se es cuánto de eso se me debe imputar a mí y cuanto a todas las demás partes. Creo que siempre se han esforzado por hacerme sentir cómodo y yo he intentado corresponder en consecuencia. No se si he llegado alguna vez a cubrir la total exigencia en este aspecto, pero sí puedo decir que lo he intentado.

  1. ¿Qué consejo le daría a los jóvenes entrenadores que están empezando?
 Yo creo que en este sector es difícil dar consejos y a la gente joven un consejo implica que le traslades a lo mejor tus propios miedos o tus propias incertidumbres. La duda está ahí, se puede tomar como un hándicap o como un reto, creo que este trabajo es un lujo en el que uno puede manifestarse libremente a través de un juego absolutamente absorbente.
Hay puntos de partida que no se deben eludir. Uno de ellos es aprender los principios fundamentales del juego y todos los grandes conceptos que abarcan los principios y acciones que estructuran y dan forma a este deporte.
Es conveniente recordar que una cosa es jugar al fútbol y otra muy diferente es entrenar fútbol.
Jugando tenemos siempre una perspectiva unívoca y personal de lo que ocurre, por lo tanto perdemos muchísima información sobre el contexto general del juego.
Entrenar significa dominar en todo lo posible ese contexto, no desde una perspectiva única, en el puesto, desde el puesto o para el puesto, sino desde una visión más amplia y universal.
A día de hoy el cometido de entrenador lleva aparejado conocer y a veces dominar otras disciplinas que forman parte del complejo inextricable en que se ha convertido el fútbol, por lo que , aún no siendo un consejo, creo que estudiar todo lo que está relacionado con las interacciones humanas y los comportamientos de personas en situaciones de presión, disfrute, dolor, relación, nutrición o sensaciones mil, no va a ocupar lugar y va a facilitar muy mucho el desempeño del trabajo.
Yo tengo que reconocer, sinceramente, que haber estudiado economía me ha ayudado a entender muchas cosas sobre la gestión y convivencia de un grupo humano, que no es más que un sistema abierto con vida propia.


Con esto queda concluida la entrevista. Espero que haya sido de su agrado y que hayan podido aprender de ella. Agradezco de nuevo la colaboración de Álex Couto Lago y espero que podamos seguir en contacto para futuras entrevistas y quién sabe si algo más.

Un saludo.
Daniel.

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